Hace apenas dos años, el gobierno lanzó una reflexión para supervisar mejor a los profesionales del fitness. Pero nada se ha movido todavía.
En marzo de 2016, los Ministerios de Salud y Deportes establecieron grupos de trabajo para trabajar en el tema de las actividades de entrenamiento físico. Thomas Nielsen, el presidente de la Asociación de entrenadores, entrenadores deportivos y entrenadores personales de Luxemburgo (Alecspt) ya decía entonces que era muy importante y urgente legislar sobre el tema. Dos años después, la urgencia es la misma y, sin embargo, nada ha cambiado. “Statu quo. La puerta de la educación física está abierta para cualquiera, es la jungla “, declara Nielsen. Según él, Luxemburgo tiene hoy “treinta o más” entrenadores calificados pero “docenas” que no lo son. “Estamos hablando de deportes, de actividades físicas. Tenemos la salud de los clientes en las manos. La Seguridad Social tampoco no debe cerrar los ojos porque los clientes mal entrenados luego acaban en el fisioterapeuta”.
Otros profesionales de secotr piden que, como mínimo, se exija un título universitario para convertirse en un entrenador deportivo en un gimnasio o para trabajar de forma freelance. Rob Thillens, comisario del gobierno en temas de Educación Física y Deportes dice que “reconocemos la necesidad de actuar y el diploma no debe tomarse a la ligera, pero no podemos regularlo en este momento” porque las directivas europeas sobre la libre circulación de personas superarían la posibilidad de legislar a nivel nacional. Dice Thillens que “alguien con competencias en este campo puede moverse a cualquier parte de Europa sin uniformidad de diploma”.
Por lo tanto, el gobierno persigue “una política de pequeños pasos”, pero confirma que el tema es importante y permanece en la agenda. “Queremos formalizar más empleos deportivos”, agrega Rob Thillens. “La imagen de la profesión de entrenador está en juego”, insiste Thomas Nielsen.
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